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Cada ser humano es un almacén de más de un kilo de microbios, pero esto no necesariamente es malo. Al contrario, es algo que convierte, por ejemplo, al intestino en un órgano con la misma importancia que el cerebro.
Hasta el 99,9% del ADN de dos seres humanos coincide, pero al mismo tiempo solo el 10% de sus microbios son iguales, afirma el profesor Rob Knight, jefe del laboratorio KnightLab en la Universidad de Colorado. Agrega que tenemos 10 billones de células humanas, pero tenemos 10 veces más células microbianas. "Las tres libras de microbios (acerca de 1,3 kilos) que cada uno lleva consigo pueden ser más importantes que cada uno de los genes de su genoma", concluye, explicando que nuestros microbios tienen tanto que ver con lo que somos como el cerebro.
Los microbios de cada uno determinan la manera única en la que el organismo responde a los desafíos internos y externos y deberían de ser considerados al escoger el tratamiento, constataron los científicos recientemente. Pero los investigadores liderados por Rob Knight revelaron, por ejemplo, que los microbios de la piel pueden ser los que hacen a una persona más o menos atractiva a los mosquitos. Además, los niños nacidos a través de cesárea padecen más las alergias y el asma porque no contactan con los microbios vaginales de su madre, y los niños que reciben antibióticos en los primeros meses de vida son más proclives a engordar.
Es más, durante sus experimentos los científicos averiguaron que los microbios también pueden afectar al comportamiento. Por ejemplo, al transmitir a un ratón delgado los microbios del intestino de un ratón obeso vieron que el ratón delgado empezó a comer más y a ganar peso. Otros experimentos comprobaron que los microbios de los intestinos de algunas personas pueden curar la diarrea constante de otras. Además los científicos observaron la conexión existente entre los microbios y las enfermedades cardíacas, el cáncer de colon, la esclerosis múltiple, la depresión y el autismo. Aunque aún no saben el tipo de correlación que existe, queda claro que su investigación podría ser un punto de viraje para buscar un tratamiento.