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miércoles, 18 de junio de 2014

Descubren un nuevo dinosaurio con cuernos como alas

El gigante, de 6 metros de largo, podía utilizar su rara corona con forma de mariposa para atraer a las hembras

Descubren un nuevo dinosaurio con cuernos como alas

MUSEO DE HISTORIA NATURAL DE CLEVELAND



Investigadores del Museo de Historia Natural de Cleveland han descubierto una nueva especie de dinosaurio con cuernos que vivió hace unos 77 millones de años en lo que ahora es Norteamérica. Esta criatura del Cretácico era gigantesca: medía aproximadamente 6 metros de largo y pesaba más de 2 toneladas. Pero su principal atractivo eran unos cuernos con forma de alas que adornaban su cabeza como si se tratara del casco del dios Mercurio. De ahí le viene el nombre con el que ha sido bautizado, Mercuriceratops gemini.

miércoles, 4 de junio de 2014

Hallan en Chile medio centenar de dinosaurios sepultados por las rocas de un glaciar

El cementerio de Torres del Paine es uno de los mayores descubiertos en la historia

EFE



Científicos chilenos han descubierto en Torres del Paine un cementerio con al menos 46 ejemplares enteros de ictiosaurios, uno de los grandes reptiles marinos de la época de los dinosaurios que desapareció hace 99 millones de años.
«Es uno de los yacimientos de ictiosaurios más grandes de la historia o por lo menos de los que conocemos hasta el día de hoy», dijo el paleontólogo Christian Salazar, del Museo Nacional de Historial Natural (MNHN).

miércoles, 21 de mayo de 2014

Un bebé mamut de 42.000 años se exhibe en Londres

Lyuba,el  bebé mamut
Lyuba, el  bebé mamut
 Lyuba tenía alrededor de un mes de vida cuando murió hace 42.000 años.

Es el mamut más completo del mundo, tan perfectamente conservado que hasta hay restos de leche materna en su estómago.

"Es hermosa", dijo el paleontólogo Adrian Lister al abrir la caja en la que Lyuba, una hembra, llegó esta semana a Londres para ser exhibida en el Museo de Historia Natural de la capital británica.
La antigua criatura viajó en un arca especialmente diseñada desde el Museo Shemanovsky de Yamalia-Nenetsia, en el círculo polar ártico.


jueves, 27 de marzo de 2014

La tortuga monstruosa que tardó 165 años en mostrarse

Paleontólogos encajan milagrosamente las dos mitades del húmero de un ejemplar de este coloso de los mares de hace 70 millones de años

Que dos piezas fósiles encontradas con 163 años de diferencia encajen y formen parte del mismo hueso parece imposible, pero en ocasiones los milagros (paleontológicos) ocurren. En 1849, el paleontólogo Louis Agassiz descubrió en Nueva Jersey (EE.UU.) la mitad de lo que parecíaun húmero de una tortuga marina gigantesca (Atlantochelys mortoni) de hace unos 75 millones de años. Como a la pieza le faltaba una parte, era difícil estimar el tamaño del animal, pero concluyó que debía de medir alrededor de 3 metros de la cabeza a la cola. Ahora, para asombro de los científicos, ha aparecido la otra mitad y los expertos han podido confirmar la longitud del monstruo del Cretácico.
La segunda mitad fue descubierta por el químico Gregory Harpel, paleontólogo aficionado, hace un par de años cuando buscaba fósiles de dientes de tiburón en un terraplén cubierto de hierba cerca de un arroyo en el condado de Monmouth, Nueva Jersey. Al principio, como la pieza era pesada, pensó que se trataba de una roca, pero pronto se dio cuenta de que lo que tenía entre manos era un fósil, y mucho más interesante que un diente de tiburón.
La tortuga monstruosa que tardó 165 años en mostrarse
Las dos mitades del mismo húmero de la tortuga
DREXEL UNIVERSITY
Harpel decidió llevar el fósil al Museo Estatal de Nueva Jersey, donde Jason Schein y David Parris, curadores del centro, lo reconocieron de inmediato como el húmero roto de una tortuga. Pero a Parris la pieza le resultaba extrañamente familiar y, como broma, le dijo a su colega que igual era la parte que le faltaba a la extremidad de una tortuga guardada en las colecciones de la Academia de Ciencias Naturales de la Universidad de Drexel. No se equivocaba. La coincidencia era sorprendente.
Además, Parris sabía que la pieza conservada en la academia era demasiado antigua. En teoría, los fósiles encontrados en estratos de roca expuesta se descomponen ante la exposición a los elementos, si no se recogen y conservan, en cuestión de años o, como mucho, décadas. No había ninguna razón para pensar que una mitad perdida del mismo hueso viejo sobreviviría intacta y expuesta en un lecho de Nueva Jersey, desde, al menos, el momento de la primera descripción científica de la edad ósea en 1849, hasta que Harpel lo encontró en 2012 .
Pero el ajuste perfecto entre los fósiles dejaba poco espacio para la duda. Efectivamente, eran las dos mitades de un mismo hueso, que pertenecía a una tortuga de mar gigante.

Se conservan más tiempo

Ahora, los científicos están revisando lo que creían saber sobre la conservación de los fósiles al aire libre. «La confluencia sorprendente de los acontecimientos que tuvieron que haber ocurrido para que esto sea cierto es simplemente increíble, y probablemente no tiene ningún precedente en la paleontología». dice Schein.
El húmero completo de A. mortoni da a los científicos más información acerca de esta colosal tortuga marina. Con la extremidad completa han calculado el tamaño total del animal era de unos 3 metros desde la punta hasta la cola, por lo que es una de las tortugas marinas más grandes que se conocen. La especie pudo haberse parecido a las tortugas bobas modernas, pero era mucho más grande que cualquiera de las especies vivas en la actualidad.
Los científicos creen que el hueso intacto quedó incrustado originalmente en los sedimentos durante el Cretáceo, hace 70 hasta 75 millones de años, cuando la tortuga vivió y murió. Entonces esos sedimentos fueron erosionados y el hueso fracturado millones de años más tarde, antes de que las piezas óseas quedaran recogidas en los sedimentos y protegidas de un mayor deterioro hasta su descubrimiento.

jueves, 20 de marzo de 2014

Descubren el «pollo del infierno»

Tres esqueletos fósiles de este extraño y enorme dinosaurio con garras, perseguido desde hace un siglo por los paleontólogos, han aparecido en el norte de EE.UU.

Descubren el «pollo del infierno»
Recreación del esqueleto
La criatura medía tres metros de largo y metro y medio de alto, sus mandíbulas terminaban en un pico sin dientes y su cabeza lucía una cresta redondeada de altura similar a la del pájaro casuario australiano. Tenía patas de avestruz, enormes garras y posiblemente un cuerpo cubierto de plumas. Esta es la inquietante descripción de un nuevo dinosaurio de hace 66 millones de años descubierto por un equipo de paleontólogos del Museo de Historia Natural Carnegie en Pittsburgh (EE.UU.), tras desenterrar los esqueletos de tres ejemplares al norte del país, en Dakota del Norte y del Sur. Su aspecto es el de una extraña ave gigantesca, por lo que se ha ganado el sonoro nombre de Anzu wyliei, «pollo del infierno», el tipo de cosa que, como dice Matthew Lamanna, autor principal del estudio que se publica en la revista PLoS ONE, uno «no querría encontrar en un callejón oscuro».
Por primera vez, los investigadores han podido echar un vistazo a un grupo de dinosaurios que ha sido un misterio durante un siglo, loscaenagnathidae. «Anzu wyliei es, de lejos, el más completo que jamás se haya descubierto. Por fin tenemos los fósiles para mostrar el aspecto de estos seres de la cabeza a los pies. Y en casi todos los sentidos, son aún más extraños de lo que imaginábamos», confiesa Lamanna.
Descubren el «pollo del infierno»
Esqueleto y huesos
Anzu wyliei tenía toda la pinta de un ave no voladora gigantesca: cresta, largas patas... Aunque de estos especímenes solo se han recuperado sus huesos, se han encontrado parientes cercanos a este dinosaurio con plumas fosilizadas, lo que sugiere que también teníancuerpos emplumados. Pero el parecido con los pájaros acaba aquí. Los miembros anteriores terminaban en grandes y afiladas garras y la cola era larga y robusta. «En tono de broma comenzamos a llamarle 'pollo del infierno' y creo que era bastante apropiado, así que acabamos bautizándolo como Anzu, un demonio parecido a un ave de la mitología antigua», explica el paleontólogo.

Una vida de peligros

La anatomía y el ambiente en el que vivió este «pollo infernal» proporciona información sobre su dieta y hábitat. Aunque su alimento preferido sigue siendo una incógnita, los investigadores creen que probablemente eran omnívoros y comían carne y vegetales. Ocupaban llanuras de inundación y probablemente llevaron una vida llena de peligros. Además de compartir su mundo del Cretácico con el Tiranosaurio rex, el carnívoro más notorio de todos los tiempos, los ejemplares muestran señales de lesiones: uno tiene una costilla rota ya curada y otro un hueso del dedo del pie artrítico que puede haber sido causado por una fractura cuando el tendón arrancó un pedazo del hueso adjunto. «Estos animales eran claramente capaces de sobrevivir con un poco de trauma. Si las lesiones son el resultado del combate entre dos individuos o el ataque de un depredador más grande sigue siendo un misterio», apunta Emma Schachner, de la Universidad de Utha en Salt Lake City y colaboradora el estudio.
Los esqueletos casi completos han abierto una ventana a cómo era la anatomía de esta y otras especies de caenagnathidae, lo que ha permitido a los paleontólogos reconstruir la evolución y variedad de estos animales con más detalle que nunca, formando una agrupación natural dentro de los oviraptorosaurios, los falsos ladrones de huevos llamados así por una confusión científica y que, en realidad, no eran saqueadores de nidos, sino progenitores que cuidaban de sus propias crías.

jueves, 6 de marzo de 2014

Encuentran en Portugal el fósil del mayor depredador terrestre europeo

Un equipo de investigadores ha hallado en Portugal los restos fósiles de una nueva especie de dinosaurio que, con una longitud de diez metros y un peso de cuatro a cinco toneladas, podría ser el mayor predador terrestre de Europa, según un artículo publicado en Public Library of Science ONE.
<p>Un equipo de investigadores ha hallado en Portugal los restos fósiles de una nueva especie de dinosaurio que, con una longitud de diez metros y un
Un equipo de investigadores ha hallado en Portugal los restos fósiles de una nueva especie de dinosaurio que, con una longitud de diez metros y un peso de cuatro a cinco toneladas, podría ser el mayor predador terrestre de Europa, según un artículo publicado en en Public Library of Science ONE. Imagen facilitada por el Museo de Lourinhã.
Según el estudio, encabezado por Christophe Hendrickx y Octavio Mateus, de la Universidade Nova de Lisboa y el Museo de Lourinhã, el animal podría haber sido asimismo uno de los dinosaurios carnívoros más grandes del período jurásico.

En los sedimentos del jurásico superior, en el centro de Portugal, se han hallado restos de numerosas clases de dinosaurios que representan una de las faunas europeas más ricas de dinosaurios y “ciertamente la más diversa desde el jurásico tardío en Europa”, señalaron los autores.

En esas muestras están representadas todas las ramas mayores en el árbol filogenético de los dinosaurios, aparte de los llamados marginocéfalos o “cabezas con reborde” que vivieron desde el jurásico superior hasta el cretácico superior entre hace unos 157 y 65 millones de años.

Entre esos, añade el artículo, los terápodos, un tipo de dinosaurios carnívoros, son de lejos el grupo más diversificado entre los dinosaurios.

Los científicos que descubrieron los huesos de este ejemplar al norte de Lisboa creyeron, inicialmente, que se trataba de un torvosaurus tanneri, una especie de dinosaurio que se ha hallado en América del Norte.

Una comparación más detallada del hueso de pantorrilla, mandíbula superior, dientes y una porción de vértebra de la cola indicó a los autores que el ejemplar merecía un nuevo nombre de especie y lo llamaron torvosaurus gurneyi.

Este dinosaurio tenía dientes con forma de hoja de cuchillo de hasta diez centímetros de longitud, lo cual indica que puede haber estado en la cumbre de la cadena alimentaria en la península Ibérica hace unos 150 millones de años.

Los científicos calcularon que puede haber alcanzado un tamaño de diez metros de largo con un peso de cuatro a cinco toneladas.

El número de dientes, como asimismo el tamaño y la forma de la boca, diferencian al torvosauros europeo del americano. La mandíbula superior del americano tiene once o más dientes, en tanto que la del europeo tiene menos de once.

“Éste no es el dinosaurio predador más grande que conocemos”, señaló Hendrickx. “Los tiranosaurios, carcarodontosaurios y giganotosaurios del período cretáceo fueron animales más grandes.

“Pero con un cráneo de 115 centímetros de largo, el Torvosaurus gurney fue uno de los carnívoros terrestres más grandes en esta época y fue un predador activo que cazaba otros dinosaurios grandes, como lo prueban sus dientes con forma de hoja de cuchillo”. 
EFEfuturo

jueves, 13 de febrero de 2014

Hallan un yacimiento de fósiles que podría resolver uno de los mayores enigmas de la evolución

miércoles, 12 de febrero de 2014

Siberia: Identifican la 'zarpa' de un dinosaurio de garras gigantes

Paleontólogos identificaron la garra de un dinosaurio encontrada en 2010 en un cementerio único de dinosaurios en Siberia. Pertenece a una especie de saurios con las garras gigantescas.
Según paleontólogos rusos, el fragmento de la garra hallada en el año 2010 pertenece a uno de los dinosaurios más particulares, el Therizinosaurus (o reptil guadañana). Contaba con los 'garfios' más largos entre sus congéneres, algo que lo hace tan único.

Los propios Therizinosaurus alcanzaban los 9 metros de longitud, pero sus miembros superiores contaban con garras de hasta 30 centímetros de longitud, mientras las de sus miembros inferiores llegaban a ser de 12 centímetros. El Therizinosaurus era herbívoro y necesitaba sus garras para la autodefensa.



 
Esta especie poco frecuente de dinosaurios habitaba el territorio de la región de Kuzbass hace unos 125 millones de años, época que corresponde al periodo Cretácico. Los escasos restos de esta especie han sido descubiertos en el sureste de Mongolia, el norte de China y en Siberia.


sábado, 8 de febrero de 2014

Descubren en Inglaterra las huellas humanas más antiguas fuera de África

Arqueólogos británicos han descubierto en la costa de Norfolk (este de Inglaterra) las huellas humanas más antiguas conocidas hasta ahora fuera de África, de unos 800.000 años de edad.

Yacimiento de Atapuerca. Burgos © Benito Arnáiz. Castilla y LeónYacimiento de Atapuerca. Burgos © Benito Arnáiz. Castilla y León
La erosión ha dejado al descubierto en una playa de la localidad de Happisburgh cerca de cincuenta huellas fosilizadas de 800.000 años de antigüedad, las cuales corresponden a un grupo de unos cinco individuos de una especia humana primitiva que podría estar relacionada con los homínidos de Atapuerca (España).
El hallazgo se debe a investigadores del Museo Británico, el Museo de Historia Natural de Londres y la Universidad Queen Mary, que han publicado el descubrimiento en el último número de la revista científica Plos One.
En la última década, los arqueólogos ya habían encontrado utensilios para la caza de cerca de un millón de años de antigüedad en una zona que durante ese periodo estaba unida a la Europa continental y era el hábitat de grandes animales como mamuts, hipopótamos y rinocerontes.
Solo se conocen otros tres grupos de huellas humanas más antiguos que el de Norfolk, todos ellos en África, de donde se cree que los primeros humanos prehistóricos emergieron hace unos dos millones de años.

El hallazgo

Los científicos distinguieron las nuevas huellas en un momento de marea baja, gracias a que el oleaje ha retirado en los últimos tiempos los sedimentos que las recubrían.
Nick Ashton, arqueólogo del Museo Británico, relató que él y sus colegas se apresuraron a tomar fotografías y modelos en tres dimensiones de las huellas, antes de que el constante oleaje al que están sometidas las erosione.
“En un primer momento no estábamos seguros de lo que veíamos, pero aquellos huecos parecían huellas humanas. Me pregunté si podía ser cierto. Si lo era, podían ser las huellas más antiguas fuera de África, algo absolutamente increíble”, describió Ashton a la cadena BBC.
“No podemos estar seguros sobre qué especie humana fue la que dejó las huellas, pero sabemos por la antigüedad del lugar que en aquella época había en el sur de Europa una especia llamada Homo Antecessor y es posible que sean rastros dejados por esa especie humana”, describió el arqueólogo.
Para Ashton, se trata de “uno de los descubrimientos más importantes, si no el más importante, que se ha hecho en el Reino Unido”.
Entre las huellas que dejó hace 800.000 años el grupo de humanos, que caminaba en dirección sur, se encuentran rastros tanto de niños como de adultos, y una de ellas corresponde a un pie con una talla europea de zapato del número 42, lo que sugiere que podría corresponder a un hombre de unos 1,7 metros de altura.

Relacionados con el Homo Antecessor

El investigador Chris Stringer, del Museo de Historia Natural, señaló por su parte que “los humanos que dejaron las huellas de Happisburgh podrían perfectamente haber estado relacionados con individuos de una antigüedad similar a los de Atapuerca (España), que corresponderían al Homo Antecessor“.
Esa especie primitiva era bípeda y tenía una altura similar a los humanos modernos, y se extinguió probablemente hace unos 600.000 años, mientras que los Neandertales surgieron hace unos 400.000 años, y los humanos modernos hace unos 40.000.
A partir del 13 de febrero, el Museo de Historia Natural de Londres exhibirá una muestra sobre la prehistoria humana que incluirá un vídeo de las nuevas huellas que filmaron los arqueólogos. EFEFuturo

jueves, 30 de enero de 2014

¿Qué acabo con el primate mas gigantesco de la Tierra?

Explican cómo el Gigantopithecus, un mono de 3 metros de altura que pudo coexistir con nuestros antepasados, desapareció para siempre de la faz de la Tierra hace 100.000 años


Recreación del Gigantopithecus blacki, que alcanzaba los 3 metros de altura
Nunca hubo un primate más gigantesco. El Gigantopithecus blackipaseó sus imponentes 3 metros de altura y 600 kilos de peso por el sudeste asiático durante casi un millón de años antes de que desapareciera para siempre hace unos 100.000, tiempo suficiente para que pudiera coexistir con nuestros antepasados humanos. Impresionante encuentro para ellos, si es que se produjo... Precisamente, es la extinción de este mono con el aspecto de un Yetireal, uno de sus aspectos más enigmáticos. ¿Qué pudo acabar con unas criaturas tan poderosas? Los científicos han barajado algunas posibilidades, como las dificultades de adaptación al cambio climático o la presión de la presencia humana. Un equipo de la Academia China de Ciencias sugiere ahora en la revista Quaternary International que fueron los cambios en la dieta del gigante, obligados por las distintas condiciones ambientales, los que lo debilitaron hasta el punto de acabar con él. En resumen, solo encontraban fruta para comer, y eso no era suficiente.
El Gigantopithecus fue descubierto en 1935, cuando un paleontólogo holandés encontró un raro molar a la venta en una farmacia de Hong Kong. El diente se encontraba entre otros fósiles, «huesos de dragón», a cuya ingesta la medicina tradicional china atribuye poderes curativos. Durante 80 años, la especie intrigó a los científicos, quienes pudieron describirla utilizando un puñado de dientes y unas mandíbulas, a partir de los cuales pudieron deducir su enorme tamaño.

Cambios en los dientes

La evidencia actual indica que este primate gigante se extinguió durante el Pleistoceno medio. El Gigantopithecus era herbívoro y algunos consideran que su voraz apetito por el bambú pudo colocarle en desventaja en la carrera evolutiva frente al competidor humano, más hábil y con más recursos. Sin embargo, nuevos restos de la criatura desenterrados en la cueva cárstica Hejiang Cave, en la ciudad de Chongzuo, al sur de China, ofrecen una explicación alternativa respecto a su extinción. Los investigadores encontraron diferencias en las dimensiones y la morfología de estos dientes de hace unos 400.000 años (de los más recientes que se han encotrado) respecto a otros dientes fósiles de la especie, lo que, posiblemente, sea el reflejo de un cambio en la dieta provocado por un enfriamiento del clima.
Según los investigadores, el Gigantopithecus tuvo que renunciar al bambú, más escaso, y conformarse con fruta menos nutritiva que erosionaba sus dientes. Al parecer, esa dieta de fruta no fue suficiente para ellos.