La sonda Cassini de la NASA localizó unos extraños reflejos en la superficie de Punga Mare, uno de los océanos de hidrocarburos del satélite de Saturno
Después de una larga búsqueda, los científicos planetarios por fin han encontrado las señales de lo que parecen ser olas en los mares de Titán, la mayor luna de Saturno y uno de los mundos más parecidos a la Tierra del Sistema Solar. Si se confirma, sería además la primera vez que se descubren olas marinas fuera de nuestro planeta.
La sonda Cassini de la NASA localizó unos extraños reflejos en la superficie de Punga Mare, uno de los mares de hidrocarburos de Titán, en 2012 y 2013. Los reflejos pueden prevenir de pequeñas ondas, de no más de 2 cm de altura, que perturban un océano plano, según ha explicado Jason Barnes, investigador de la Universidad de Idaho, que ha presentado sus resultados en la Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria, que se celebra en Texas (EE.UU.). No son gigantescas ni volverían loco a ningún surfista, pero han podido ser detectadas.
Además, los investigadores creen que más olas pueden aparecer en los próximos años, ya que se esperan vientos en el hemisferio norte de esa luna, donde se encuentran la mayor parte de sus mares, al finalizar el invierno y acercarse la primavera, según informa la revista Nature en su web. Pronosticar el tiempo en Titán es realmente complicado, pero los vientos, quizás incluso huracanes, podrían producir nuevas ondulaciones.
Los lagos y mares de Titán fueron descubiertos por la Cassini en 2005 y, desde entonces, han intrigado a los científicos de todo el mundo. Compuestos por hidrocarburos líquidos, cubren gran parte del hemisferio norte del satélite, convirtiéndolo en el único otro mundo conocido capaz de albergar líquido estable en su superficie. Estos hidrocarburos también caen en forma de lluvia, creando un complejo ciclo hidrológico similar al que ocurre en la Tierra pero que no depende del agua, como es nuestro caso, sino del etano y el metano. Con una temperatura de -178ºC, el ambiente de esta luna es tan frío que los científicos no estaban seguros de si se podía producir el efecto de las olas.