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miércoles, 18 de junio de 2014

“Biocarroñeros” contra las armas químicas

La búsqueda de un antídodo contra las armas químicas avanza tras la publicación de un estudio en la revista Journal of Physical Chemistry en el que muestran sus esfuerzos por diseñar enzimas bautizadas como “bioscanvengers”,  o “biocarroñeros” , que pueden atajar los agentes nerviosos.

<p>Gas sarín unido a una enzima “biocarroñera”. Universidad de Tennessee</p>
Gas sarín unido a una enzima “biocarroñera”. Universidad de Tennessee

La Humanidad está un paso más cerca de poder defenderse contra los nocivos efectos de las armas químicas. Ataques indiscriminados contra la población civil, como el atentado con gas sarín en el metro de Tokio en 1995; o las armas empleadas en el conflicto sirio podrían ser menos letales si se consiguen disminuir sus efectos tóxicos.


Desprovisto de la protección que evite su inhalación, el ser humano es muy vulnerable a los llamados agentes nerviosos como el gas sarín o el VX.

Investigadores de todo el mundo llevan tiempo buscando un tratamiento preventivo que, al menos, disminuya los devastadores efectos en el organismo de estos agentes, que provocan en poco tiempo reacciones como dificultad para respirar, convulsiones, oscurecimiento de la visión y, finalmente, la muerte.

Un equipo de la Universidad de Tennessee en Knoxville (Estados Unidos), el laboratorionacional Oak Ridge del país norteamericano y el laboratorio nacional de Grenoble, en Francia, publican un estudio en la revista Journal of Physical Chemistry en el que muestran sus esfuerzos por diseñar enzimas -denominadas en inglés “bioscanvengers”, es decir, “biocarroñeros”- , que pueden catalizar la hidrólisis de los agentes nerviosos.

Smith asegura a EFE Futuro que “algunas enzimas pueden potencialmente “mascar” los agentes nerviosos e inutilizarlos antes de que hagan daño, pero necesitamos mejorarlos para que actúen más rápido. Esperamos que podamos diseñarla para que rompan los agentes nerviosos antes de que éstos tengan la oportunidad de paralizar a sus víctimas”.

Los investigadores, según informa la Universidad de Tennessee, han apostado por la dispersión de neutrones y la recreación computerizada para poder estudiar los “biocarroñeros”.

La dispersión de neutrones permite conseguir una representación tridimensional de la enzima y así simular con el ordenador cómo esta enzima rompe las estructuras de los peligrosos agentes químicos.

Los autores de la investigación han observado cómo la enzima podía destruir el gas sarín de una forma no esperada.

Pero sólo es un primer paso que dará pie a otros más una vez el equipo consiga financiación suficiente para poder llevar a un ensayo clínico lo que ahora es sólo una –prometedora e innovadora- recreación informática.

El primer problema surge porque la enzima protagonista de este hallazgo no existe de forma natural en el cuerpo humano. En la naturaleza sólo está presente en los calamares.

Es decir, que los científicos tienen por delante la tarea de modificarla o hacerla mutar para que consiga el fin deseado y que degrade el agente tóxico.

Otro reto al que se enfrentan es que el organismo humano no la ataque al reconocerla como algo extraño e invasor.

Los autores del artículo informan de que otros grupos ya trabajan en conseguir sortear ese obstáculo y que el presente estudio también les puede beneficiar a esos otros investigadores.

En un último paso, hay que identificar la mejor forma de administración de un hipotético fármaco contra las armas químicas en humanos, como un parche transdérmico, un aerosol o un inyectable. “Tenemos la esperanza de que el desarrollo de los “biocarroñeros” hará menos atractivo para las partes beligerantes el empleo de armas químicas”, asegura Smith.

Fuente: EFE Futuro




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