Una nueva investigación que se publica este martes en 'Neurology' muestra cómo los pesticidas pueden aumentar el riesgo de la enfermedad de Parkinson y que las personas con ciertas variantes genéticas pueden ser más susceptibles a la patología. En concreto, revela que ciertos pesticidas que inhiben una enzima llamada aldehído deshidrogenasa (ALDH) están relacionados con un mayor riesgo de la patología.
La enzima juega un papel en la desintoxicación de sustancias en células, junto con el metabolismo del alcohol. El estudio también encontró que las personas con una variante del gen ALDH2 tenían entre dos y cinco veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson con la exposición a estos pesticidas que aquellas que no poseían esa variante genética.
"Estos resultados muestran que la inhibición de ALDH parece ser un mecanismo importante a través del cual los pesticidas pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad de Parkinson", afirma el autor del estudio, Jeff M. Bronstein, de la Escuela David Geffen de Medicina en UCLAy el Centro Médico de Asuntos Veteranos en Los Ángeles, Estados Unidos. El también miembro de la Academia Americana de Neurología entiende que este hallazgo puede revelar varios objetivos potenciales para la prevención de la enfermedad o reducción de su progresión.
En el estudio participaron 360 personas con enfermedad de Parkinson en los tres condados rurales de California que se compararon con 816 personas de la zona que no tenían la enfermedad. Los investigadores analizaron la exposición de los participantes a los pesticidas en el trabajo y en casa utilizando un modelo informático geográfico basado en información del Departamento de Regulación de Pesticidas de California.
Los científicos desarrollaron una prueba para identificar qué pesticidas inhiben ALDH. Los 11 pesticidas que inhibieron ALDH, todos utilizados en la agricultura, se centran en cuatro clases: ditiocarbamatos, imidazoles, dicarboximidos y organoclorados.
La exposición a un pesticida que inhibe ALDH, tanto en el lugar de trabajo como en el hogar, se asoció con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Parkinson, que va desde el 65 por ciento para el pesticida benomilo hasta seis veces el riesgo para la dieldrina. Las personas que estuvieron expuestas a tres o más de los pesticidas en el trabajo y en casa eran 3,5 veces más propensos a desarrollar Parkinson que las que no fueron expuestas.
Bronstein señaló que la relación entre la variante del gen y el Parkinson sólo apareció cuando las personas habían estado expuestas a los pesticidas. "En otras palabras, tener esta variante genética por sí sola no te hace más propenso a desarrollar Parkinson --afirma--. El Parkinson es una enfermedad que en muchos casos puede requerir tanto de la genética como de factores ambientales".
Bronstein considera que los resultados de este trabajo proporcionan varios posibles objetivos para la reducción del riesgo de Parkinson, incluyendo la disminución de la exposición a los pesticidas y la mejora del funcionamiento de ALDH.
No hay comentarios :
Publicar un comentario