Un grupo de neuronas del cerebro de roedores hacen fluctuar a los ratones macho entre solícitos padres y despiadados infanticidas.
El reino animal se nos antoja de una crueldad extrema desde nuestra óptica humana. Un ejemplo: en muchas especies animales, cuando llega el momento de la reproducción, los machos buscan hembras con las que aparearse. Y cuando las encuentran, si tienen crías, las matan. Con esto se aseguran que su futura pareja vuelva a producir óvulos, un proceso que la lactancia evita.
El infanticidio es frecuente en el reino en el reino animal: incluye a mamíferos como los roedores y primates, peces, insectos y anfibios. Con esto los machos se aseguran que la descendencia de las hembras con las que conviven sea suya. Evitan así que los cachorros de otras compañeros de su pareja se vuelvan contra ellos al crecer.
Los ratones, curiosamente, se cuentan entre los más feroces infanticidas. Además de matar a las crías que no son suyas, su olor es suficiente para malograr incluso la gestación de la hembracon la que pretenden aparearse para impedir el nacimiento de una descendencia en la que no han participado.
Pero ¿cómo se convierten estos animales de feroces “herodes” en atentos y cariñosos padres? ¿Dónde está el interruptor de la paternidad? Científicos de la Universidad de Harvard acaban de descubrirlo y lo publican en el último número de “Nature”.
Se trata de un grupo de neuronas del hipotálamo, una región del cerebro fundamental para la coordinación de conductas esenciales para la supervivencia de la especie, como la reproducción. Cuando están activas, estas neuronas inhiben la agresividad innata de los machos y los vuelven tiernos cuidadosos padres.
Paternidad con caducidad
Curiosamente se activan después del apareamiento. Pero el efecto no es duradero. Unos cincuenta días después el coportamiento protector “caduca” y se vuelven de nuevo agresivos. Esos cincuenta días coinciden en los roedores con el tiempo que transcurre entre el apareamiento y el destete de las crías.
A partir de ese momento, las feromonas que desprende las crías lejos de infundir “cariño” en los machos despiertan sus instintos agresivos. Esos comportamientos crueles se deben a que muy pocas de las neuronas del hipotalámo que regulan el comportamiento parental están ahora activadas.
Si vuelve a encontrar pareja, convertido de nuevo en “herodes”, eliminará a las crías que ésta tenga. Pero tras el apareamiento, sus neuronas “paternales” volverán a activarse para impedir que acabe con su descendencia. Las feromonas que desprenden sus crías por lo general ahora no le vuelven agresivo.
Neuronas que se activan con luz
Para localizar el interruptor de la paternidad los científicos de Harvard han utilizado una técnica relativamente novedosa denominadaoptogenética, que permite activar y desactivar neuronas a voluntad mediante la luz. Así han podido ver que al desactivar las neuronas de la paternidad situadas en el hipotálamo de los ratones que ya se habían apareado, estos se volvían más negligentes y los cuidados hacia su prole disminuían y en algunos casos las mataban.
Y al contrario, al desactivar en ratones que no tienen descendencia el órgano vomeronasal, fundamental para percibir las feromonas, no se muestran agresivos con los pequeños roedores. De igual forma al activar la neuronas de la paternidad en esos ratones vírgenes, se suprimen los comportamientos agresivos y se estimula el cuidado de los cachorros.
Pero ¿cómo se convierten estos animales de feroces “herodes” en atentos y cariñosos padres? ¿Dónde está el interruptor de la paternidad? Científicos de la Universidad de Harvard acaban de descubrirlo y lo publican en el último número de “Nature”.
Se trata de un grupo de neuronas del hipotálamo, una región del cerebro fundamental para la coordinación de conductas esenciales para la supervivencia de la especie, como la reproducción. Cuando están activas, estas neuronas inhiben la agresividad innata de los machos y los vuelven tiernos cuidadosos padres.
Paternidad con caducidad
Curiosamente se activan después del apareamiento. Pero el efecto no es duradero. Unos cincuenta días después el coportamiento protector “caduca” y se vuelven de nuevo agresivos. Esos cincuenta días coinciden en los roedores con el tiempo que transcurre entre el apareamiento y el destete de las crías.
A partir de ese momento, las feromonas que desprende las crías lejos de infundir “cariño” en los machos despiertan sus instintos agresivos. Esos comportamientos crueles se deben a que muy pocas de las neuronas del hipotalámo que regulan el comportamiento parental están ahora activadas.
Si vuelve a encontrar pareja, convertido de nuevo en “herodes”, eliminará a las crías que ésta tenga. Pero tras el apareamiento, sus neuronas “paternales” volverán a activarse para impedir que acabe con su descendencia. Las feromonas que desprenden sus crías por lo general ahora no le vuelven agresivo.
Neuronas que se activan con luz
Para localizar el interruptor de la paternidad los científicos de Harvard han utilizado una técnica relativamente novedosa denominadaoptogenética, que permite activar y desactivar neuronas a voluntad mediante la luz. Así han podido ver que al desactivar las neuronas de la paternidad situadas en el hipotálamo de los ratones que ya se habían apareado, estos se volvían más negligentes y los cuidados hacia su prole disminuían y en algunos casos las mataban.
Y al contrario, al desactivar en ratones que no tienen descendencia el órgano vomeronasal, fundamental para percibir las feromonas, no se muestran agresivos con los pequeños roedores. De igual forma al activar la neuronas de la paternidad en esos ratones vírgenes, se suprimen los comportamientos agresivos y se estimula el cuidado de los cachorros.
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