Dentro de unos años las mujeres podrían utilizar un tampón que se disuelve en el interior de su vagina para protegerse del virus del VIH.
Un tampón que podría frenar la expansión del sida | Foto: Universidad de Washington
Hasta ahora el preservativo femenino, difícil de usar e incluso de encontrar, es el único anticonceptivo fiable que puede proteger del VIH, la segunda enfermedad infecciosa más mortal del planeta, y está controlado al cien por cien por la mujer.
Eso es así a pesar de que más de la mitad de los infectados por el virus en todo el mundo son mujeres, según unos datos de la ONU. En el continente africano, donde hay más contagios, los hombres pocas veces utilizan profilácticos, por lo que el panorama es aún más desolador. Fuera de África, en Estados Unidos por ejemplo, el 84% de las mujeres diagnosticadas contraen el virus a través de relaciones heterosexuales.
Hasta ahora los científicos han desarrollado unos geles de uso tópico llamados microbicidas que contienen medicamentos que previenen la infección. De momento ninguno está aprobado para su uso, pero los inconvenientes de su aplicación (necesitan aplicarse veinte minutos antes de tener relaciones sexuales) y su lenta absorción los hacen pocos atractivos para su uso.
Se necesitaba una protección más sencilla y efectiva para la mujer y eso es lo han conseguido un grupo de ingenieros de la Universidad de Washington. Pretenden que protegerse sea un acto tan corriente como utilizar un tampón... aunque de momento solamente existe un prototipo.
Un nuevo protector
El tampón que han diseñado contiene fibras de seda combinadas con microbicida contra el VIH. El tampón se disuelve liberando una fuerte dosis de medicamento después de unos minutos de estar en un ambiente húmedo. Así, el tejido vaginal se cubre del fármaco protector en unos seis minutos.
Además de la sencillez, otra de las ventajas de la idea es que el fármaco podría ser cualquiera que resulte efectivo, porque lo que han patentado los bioingenieros Cameron Blal y Kim Woodrow es únicamente el material del tampón, conseguido gracias a la nanotecnología.
Cada hilo del tejido es “doscientas veces más pequeño que un cabello humano”, según cuentan los investigadores, lo que proporciona a las fibras del tampón una enorme flexibilidad.
Este tamaño se consigue gracias a la técnica del 'electrospinning', con la que se crean fibras menores haciéndolas girar en campos eléctricos, según cuentan en un artículo publicado en 'Antimicrobial Agents and Chemotherapy'.
Las fibras que han usado en el prototipo podrían servir también para prevenir otras enfermedades de transmisión sexual, como el herpes, e incluso como método anticonceptivo combinando microbicidas y espermicida.
De todas formas los ingenieros creen que se necesitan aún cinco años para realizar ensayos clínicos en mujeres y otros cinco más para poder ver el producto en las farmacias.
De todas formas los ingenieros creen que se necesitan aún cinco años para realizar ensayos clínicos en mujeres y otros cinco más para poder ver el producto en las farmacias.
Fuente: Cienciaxplora
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