Vista en perspectiva del cráter Rabe. ESA
Cuesta, que participa en una nueva edición de la Escuela de Astrobiología de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), ha calificado de “mediáticos” los proyectos privados que pretenden enviar misiones tripuladas a Marte y crear una base en este planeta.
Según Cuesta, ninguna de las agencias espaciales del mundo cuenta con el cohete propulsor adecuado para enviar este tipo de misiones a Marte y hasta dentro de 20 ó 30 años no estarían preparadas para hacerlo.
Pero además ha advertido de que esos proyectos van en una línea que “afortunadamente” la comunidad científica ya ha abandonado hace tiempo, la de la “terraformación”, dotándose de protocolos de protección para evitar que las misiones contaminen con microorganismos procedentes del planeta tierra.
El jefe de la Unidad de Cultura Científica del INTA ha hecho hincapié en que los investigadores están más interesados ahora en hallar nuevas formas de vida o de hacer vida que no estén basadas por ejemplo en aminoácidos como la terrestre.
La Escuela de Astrobiología de la UIMP se ha centrado este año en la búsqueda de ambientes donde se dan las condiciones adecuadas para que surja la vida o se desarrolle y en las límites para que eso suceda.
Vida más allá de la Tierra
Hasta ahora solo se ha encontrado vida en la tierra pero los científicos creen que en lugares como Marte o Europa, la luna helada de Jupiter, se dan las condiciones adecuadas para que exista.
“Si abandonamos el modelo antropocéntrico en el que nos sentimos tan cómodos, vemos que la vida se da en ambientes muy amplios”, ha apuntado Cuesta, quien se ha referido a esos lugares de la tierra donde se ha encontrado vida en condiciones son muy extremas, como el subsuelo de Río Tinto, en Huelva, o las profundidades marinas.
Río Tinto es un “análogo terrestre”, un lugar donde se han hallado microorganismos que podrían subsistir en Marte, en el que ya se han hecho dos perforaciones, la última a una profundidad de 600 metros.
El estudio en Río Tinto ha sido dirigido por el microbiólogo Ricardo Amils, quien ha destacado que el hallazgo de vida que no depende de la luz y por lo tanto, tampoco de la fotosíntesis es muy reciente.
“Hace 40 años creíamos que había que vivir a una presión, una salinidad o una temperatura determinadas y hoy sabemos que eso no es verdad, que la vida es muy robusta y se adapta casi a cualquier condición”, ha subrayado.
Aunque los límites en las condiciones para que exista vida se están debatiendo ahora, los científicos ya saben que la posibilidad de que exista en Marte “son muy elevadas”, lejos de lo que pensaban en los setenta, cuando se dio por imposible debido a la alta radiación y a las condiciones oscilantes del planeta rojo, ha recordado.
Y también las probabilidades son muy altas en Europa, la luna de Jupiter, ha apuntado Cuesta. Tiene una corteza de hielo de unos 40 kilómetros de espesor y debajo, un océano de agua salida líquida. Está lejos del sol y su energía proviene del efecto marea que produce su cercanía a Jupiter.
La Agencia Europea Espacial está preparando una misión para 2020 con la finalidad de estudiar la composición de esa corteza helada y si en ella vive algún microorganismo.
Según los investigadores del INTA, será un viaje que durará varios años, en el que se utilizará para avanzar los tirones gravitatorios de los planetas.
Fuente: EFE Futuro
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