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lunes, 15 de diciembre de 2014

Un nuevo coloso del faraón Amenhotep III se eleva sobre Luxor

  • Ponen en pie otra de las estatuas gigantes del complejo de Luxor que fueron derrumbadas tras un terremoto en el año 1.200 a.C.
    El coloso levantado mide 14 metros de altura y pesa 110 toneladas

El último coloso puesto en pie en Luxor mide 14 metros y pesa 110...
El último coloso puesto en pie en Luxor mide 14 metros y pesa 110 toneladas


Dos colosos del faraón Amenhotep III, de pie y con la corona del Alto Egipto calada sobre sus cabezas, flanquean desde este domingo la recuperada puerta norte de su templo en Luxor, un gigantesco complejo devastado por un terremoto acaecido hace más de tres milenios. Los 14 metros que se elevan en la frontera entre los campos verdes y el paisaje desértico son el último hito de una misión arqueológica con representación española, que ha logrado salvarlos del vandalismo y el deterioro causado por el nivel freático del Nilo.


Solo dos esculturas lograron sortear el derrumbe del templo de Amenhotep III: los bautizados, en honor a una vieja leyenda, como colosos de Memnón, las figuras sedentes del monarca que marcaban la entrada principal al conjunto, el mayor de los recintos conmemorativos desperdigados por la orilla occidental de la antigua Tebas. Una orfandad que se ha quebrado gracias al arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos, que ha firmado hasta la fecha siete reconstrucciones de grandes dimensiones en el monumento.
"Hemos completado el proyecto de salvamento. Los colosos se encontraban en tierras de cultivo, en zonas inundables afectadas por el nivel freático del Nilo, las sales, el vandalismo y el uso de algunas de las piezas como material de construcción", relata a EL MUNDO López Marcos, feliz por la hazaña de haber remontado en el último mes y medio el segundo coloso que custodiaba el acceso norte del templo -de 14 metros de altura y 110 toneladas de peso-. "Son las mayores reconstrucciones del mundo", presume el experto soriano.
Y rememora: "Ha sido un proceso muy complicado. En cuanto se excavaba, comenzaba a salir el agua. Se han empleado bombas para ir recuperando los fragmentos y trasladarlos a una zona de acopio donde se han restaurado y limpiado". Una azarosa labor de desplazamiento y montaje para la que López Marcos ideó un complicado sistema de poleas y cojines de aire comprimido. "Las piezas se han reconstruido manualmente hasta las rodillas y a partir de ahí se han remontado con una grúa de 50 toneladas", precisa.
Esta breve campaña -que ha involucrado a 60 personas, entre obreros y expertos en restauración- ha logrado alzar la pareja del primero de los colosos enclavados en la puerta norte, rehabilitado el pasado marzo. "Las dos figuras se recuperaron a la vez a principios de año pero solo dio tiempo a recuperar una. Se fijó una misión especial en noviembre exclusivamente para erguir la segunda", detalla el español.

El arqueólogo español Miguel Ángel López Marcos (d), junto al coloso levantado.
Rescatarla y recomponer una mole plagada de fisuras no ha resultado fácil. "El segundo coloso se halla mucho más dañado. Cuando se derrumbaron en el 1.200 a.C. por culpa de un terremoto, todas las grandes esculturas se rompieron por los tobillos. Esta segunda figura, además, solo permaneció parcialmente enterrada. De ahí que el costado derecho, el sepultado, se encuentre en mejor estado. Le faltaba, asimismo, la nariz y la boca", enumera López Marcos. "Ha sido un gran reto. A veces el contacto entre los fragmentos era mínimo, dificultando sobremanera la orientación de los bloques y el montaje final. Se han tenido que construir diversas prótesis de resina para sostener el gran peso que quedaba al aire".
En la próxima campaña, que arranca en un mes, el arqueólogo espera continuar el rompecabezas. El siguiente reto es completar la estatuaria del segundo pilón. El pasado invierno se levantó el primero de los colosos, una figura sedente del faraón con sus brazos recostados sobre las rodillas. "Ahora se trata de recuperar la pareja. Quedarían otras dos estatuas de alabastro que flanquean el tercer pilón", reconoce López Marcos.
Piedra a piedra, el más espectacular de los templos de Millones de Años (como se denomina a los templos funerarios del Imperio Nuevo) descubre sus tesoros. "Estamos devolviendo la vida a unos monumentos que se hallaban abandonados; proporcionando un poco de dignidad al templo y recuperando parte de la gloria del constructor de este recinto, Amenhotep III", declaró el pasado marzo a este diario la arqueóloga germano-armenia Hourig Sourouzian, directora del proyecto.

Los obreros remontando las piezas del coloso. 
Tras el terremoto que lo redujo a ruinas en 1.200 a.C., su arquitectura se diluyó. Por orden de otros faraones sus piedras fueron trasladadas y reutilizadas en la construcción de templos colindantes como el de Merenptah (1213-1203 a.C.) y el Ramesseum. Y en el siglo XIX, en pleno furor por la egiptología, franceses e ingleses hallaron en sus confines un buen almacén donde conseguir material para las estanterías del Louvre o el Museo Británico. Dos de las esfinges del templo custodian desde la década de 1830 el muelle de la Universidad de San Petersburgo. El objetivo final de la misión es convertir los restos del templo en museo al aire libre.
Fuente: El Mundo



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