Detalle de parte del mosaico que varios arqueólogos israelíes han hallado y excavado en la población de Hura, al norte del desierto del Néguev (Israel). EFE/Jim Hollander
Salpicado con “excepcionales” colores, el mosaico formaba parte de un monasterio que tenía una extensión de 35 metros de largo por 20 de ancho, y contaba en su interior con cuatro salas, incluidos un refectorio y un oratorio.
La Autoridad de Antigüedades había trabajado en la zona próxima a la población de Hura durante un mes antes de descubrir los restos del mosaico, que contiene tanto diseños comunes como singulares ilustraciones.
La sala de oraciones, por ejemplo, recoge colores asociados tradicionalmente al cristianismo como el rojo y el azul, mientras que también se encontraron piedras amarillas y verdes que resultan más excepcionales y que no han sido vistas antes en ruinas halladas en el país.
Como particularidad, se identificaron varias formas de cruces dibujadas en el suelo contrarias a una prohibición ejercida a través de un edicto imperial que no permitía incluir cruces en los suelos de mosaico para evitar que la gente las pisara.
A principios de este año otro mosaico parte de un monasterio perteneciente al mismo periodo pero de menores dimensiones fue encontrado en la región suroeste de Jerusalén.