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martes, 18 de marzo de 2014

Chile realizará el sueño del comandante Cousteau: reforestar Isla de Pascua

Convencido de que lo que le pasara a Isla de Pascua acabaría sucediéndole al planeta entero, el comandante Jacques Cousteau soñaba con reforestar «El Ombligo del Mundo», un proyecto que ahora se hará realidad gracias a un acuerdo entre la fundación que lleva su nombre y el Gobierno de Chile.
«Los recursos naturales, terrestres y marítimos de Isla de Pacua se encuentra en grave peligro debido a que más del 90% de su superficie sufre algún grado de erosión», explica el director de la Corporación Forestal de Chile (Conaf), Eduardo Vial.
Además, menos de un 5% de la superficie total tiene cobertura arbórea, lo que ha supuesto una gran pérdida de la biodiversidad debido a laextinción de numerosas especies nativas y endémicas de gran valor agrícola, ambiental y medicinal.
En 1976, Costeau realizó un viaje a Pascua, una isla polinesia situada a 3.500 kilómetros del Chile continental y conocida a nivel mundial por sus«moais» (gigantescas e hieráticas estatuas que circundan toda la costa).

Belleza natural

«Para Cousteau, Rapa Nui era como un pequeño planeta en medio de un océano grande y hostil, igual que la Tierra en medio del Universo», relata su viuda, Francine Cousteau, de visita en Chile.
En 2010, cuando se cumplió el centenario del nacimiento del famosoinvestigador y buzo oceanográfico, Francine le hizo llegar por medio de su hijo Pierre Yves Cousteau una carta al presidente de Chile, Sebastián Piñera.
En la misiva, la viuda del comandante Cousteau le recordaba el sueño de su marido de reforestar Isla de Pascua. Un desafío, que para sorpresa suya, el mandatario chileno aceptó y que esta semana se hizo realidad mediante la firma de un convenio entre la Conaf y la Sociedad Cousteau.
Ahora, las autoridades chilenas se encargarán de la realización técnica y de aportar algunos recursos; mientras que la Sociedad Cousteau emprenderá una campaña internacional para captar fondos.

Equilibrio ecológico de Rapa Nui

El objetivo fundamental es recuperar el equilibrio ecológico de Rapa Nui, incluyendo los suelos, el agua de lluvia, las praderas, etc..
El programa, que en una primera fase contempla el rescate de 1.400 hectáreas, también pretende fomentar el interés por la recuperación de los suelos erosionados entre los 5.000 habitantes de Isla de Pascua y los67.000 turistas que la visitan cada año.
Según el Gobierno chileno, los pascuenses se muestran ilusionados con la iniciativa y están muy dispuestos a colaborar.
«No vamos a cambiar su forma de vida, pero sí pretendemos sustituir la ganadería intensiva por otra que haga menos daño», precisa el director de la Conaf.
Chile realizará el sueño del comandante Cousteau: reforestar Isla de Pascua
EFE
Francine Cousteau escribió a Sebastián Piñera
El asentamiento polinesio inicial y su posterior desarrollo a finales del siglo XIX ocasionaronprofundos cambios. Las áreas de pradera aumentaron y la superficie arbórea disminuyóa medida que el cultivo y la explotación forestal se expandían.
Durante gran parte del siglo XXI, la ganadería extensiva de ovejas redujo la mayor parte de Isla de Pascua a un extenso terreno de pastoreo. En la actualidad, las más de 6.200 cabezas de ganado vacuno y caballar han reemplazado a las ovejas y contribuyen aún más a la erosión del suelo.
El 10% de los 163 kilómetros cuadrados de Isla de Pascua ha perdido la capa orgánica. Rapa Nui se está convirtiendo en un «desierto rojo», contra cuyo avance luchan la Conaf y la Sociedad Cousteau.

Gestión sostenible del patrimonio

«La gestión sostenible del patrimonio cultural de Rapa Nui es vital para la pervivencia de la actividad económica fundamental de los isleños y el turismo», subraya Francine. Además, «el estado de los recursos naturales, terrestres y marítimos de la isla condicionará la seguridad alimentaria de Pascua en un futuro cercano».
Por fortuna, las áreas más erosionadas (ubicadas en las laderas de las montañas) se sitúan lejos de los lugares frecuentados por los turistas, que son los yacimientos arqueológicos próximos a la orilla del mar.
Quizás por ello, el problema fue invisible durante años a los ojos del mundo occidental y tuvo que ser el comandante Cousteau el que diera la voz de alarma. Ahora, su fundación trabajará por hacer realidad su sueño.