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jueves, 20 de marzo de 2014

Descubren el «pollo del infierno»

Tres esqueletos fósiles de este extraño y enorme dinosaurio con garras, perseguido desde hace un siglo por los paleontólogos, han aparecido en el norte de EE.UU.

Descubren el «pollo del infierno»
Recreación del esqueleto
La criatura medía tres metros de largo y metro y medio de alto, sus mandíbulas terminaban en un pico sin dientes y su cabeza lucía una cresta redondeada de altura similar a la del pájaro casuario australiano. Tenía patas de avestruz, enormes garras y posiblemente un cuerpo cubierto de plumas. Esta es la inquietante descripción de un nuevo dinosaurio de hace 66 millones de años descubierto por un equipo de paleontólogos del Museo de Historia Natural Carnegie en Pittsburgh (EE.UU.), tras desenterrar los esqueletos de tres ejemplares al norte del país, en Dakota del Norte y del Sur. Su aspecto es el de una extraña ave gigantesca, por lo que se ha ganado el sonoro nombre de Anzu wyliei, «pollo del infierno», el tipo de cosa que, como dice Matthew Lamanna, autor principal del estudio que se publica en la revista PLoS ONE, uno «no querría encontrar en un callejón oscuro».
Por primera vez, los investigadores han podido echar un vistazo a un grupo de dinosaurios que ha sido un misterio durante un siglo, loscaenagnathidae. «Anzu wyliei es, de lejos, el más completo que jamás se haya descubierto. Por fin tenemos los fósiles para mostrar el aspecto de estos seres de la cabeza a los pies. Y en casi todos los sentidos, son aún más extraños de lo que imaginábamos», confiesa Lamanna.
Descubren el «pollo del infierno»
Esqueleto y huesos
Anzu wyliei tenía toda la pinta de un ave no voladora gigantesca: cresta, largas patas... Aunque de estos especímenes solo se han recuperado sus huesos, se han encontrado parientes cercanos a este dinosaurio con plumas fosilizadas, lo que sugiere que también teníancuerpos emplumados. Pero el parecido con los pájaros acaba aquí. Los miembros anteriores terminaban en grandes y afiladas garras y la cola era larga y robusta. «En tono de broma comenzamos a llamarle 'pollo del infierno' y creo que era bastante apropiado, así que acabamos bautizándolo como Anzu, un demonio parecido a un ave de la mitología antigua», explica el paleontólogo.

Una vida de peligros

La anatomía y el ambiente en el que vivió este «pollo infernal» proporciona información sobre su dieta y hábitat. Aunque su alimento preferido sigue siendo una incógnita, los investigadores creen que probablemente eran omnívoros y comían carne y vegetales. Ocupaban llanuras de inundación y probablemente llevaron una vida llena de peligros. Además de compartir su mundo del Cretácico con el Tiranosaurio rex, el carnívoro más notorio de todos los tiempos, los ejemplares muestran señales de lesiones: uno tiene una costilla rota ya curada y otro un hueso del dedo del pie artrítico que puede haber sido causado por una fractura cuando el tendón arrancó un pedazo del hueso adjunto. «Estos animales eran claramente capaces de sobrevivir con un poco de trauma. Si las lesiones son el resultado del combate entre dos individuos o el ataque de un depredador más grande sigue siendo un misterio», apunta Emma Schachner, de la Universidad de Utha en Salt Lake City y colaboradora el estudio.
Los esqueletos casi completos han abierto una ventana a cómo era la anatomía de esta y otras especies de caenagnathidae, lo que ha permitido a los paleontólogos reconstruir la evolución y variedad de estos animales con más detalle que nunca, formando una agrupación natural dentro de los oviraptorosaurios, los falsos ladrones de huevos llamados así por una confusión científica y que, en realidad, no eran saqueadores de nidos, sino progenitores que cuidaban de sus propias crías.