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lunes, 17 de febrero de 2014

El satélite europeo Gaia visto desde la Tierra

El brillo del satélite europeo Gaia, a 1,5 millones de km de la Tierra, es un millón de veces más débil de lo que puede apreciar el ojo humano, pero telescopios terrestres pueden captarlo



ESA
El satélite Gaia, en el círculo rojo, a 1,5 millones de km de la Tierra, visto desde el Telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral en Chile.

Camuflado entre un sinfín de estrellas, el diminuto punto blanco marcado en rojo en estas dos imágenes es el satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA), visto desde el Telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral en Chile.

Gaia se lanzó el 19 de diciembre de 2013 desde el Puerto Espacial de la ESA en la Guayana Francesa, y actualmente se encuentra a 1,5 millones de kilómetros de nuestro planeta, en órbita a un punto virtual del espacio conocido como L2. Desde este puesto de observación privilegiado, Gaia escaneará de forma continua el firmamento durante cinco años para cartografiar mil millones de estrellas en la Vía Láctea.

Las observaciones de Gaia permitirán elaborar un mapa de la posición y el desplazamiento tridimensional de las estrellas con una precisión sin precedentes, lo que nos ayudará a comprender mejor el origen y la evolución de nuestra galaxia. Pero para ello, Gaia necesita determinar la ubicación de las estrellas con un grado de precisión extraordinario, el equivalente al que sería necesario para detectar desde la Tierra una moneda de euro posada sobre la superficie de la Luna. Sin embargo, para que esto funcione también hace falta conocer con precisión la posición del satélite en el Sistema Solar.

Afortunadamente es posible –aunque no fácil– observar a Gaia con un telescopio desde la superficie de la Tierra, ya que su gran parasol y las estructuras como los paneles solares o la antena reflejan luz difusa. A esta gran distancia, el brillo de Gaia es un millón de veces más débil que el límite observable por el ojo humano.

Una red de pequeños y medianos telescopios está monitorizando a Gaia a diario para determinar su posición en el firmamento. Estos datos se envían al Centro de Operaciones Espaciales de la ESA para reconstruir la órbita del satélite, lo que permite determinar su posición con una precisión de 150 metros, y su desplazamiento con un margen de 2.5 mm/s.