Una de las razones por las que la arquitectura egipcia ha sobrevivido a todas las inclemencias y desastres naturales del pasado es porque estaba específicamente concebida para ello. Por ejemplo, los cimientos del templo de Dendera (Egipto) están protegidos por una arquitectura antisísmica capaz de evitar la “completa destrucción del edificio”, explica Matthieu Ghilardi, del Centro Francés de Investigaciones Científicas. El ingenio arquitectónico del Egipto faraónico, empleado contra tormentas o terremotos, esconde respuestas al cambio climático que expertos en geoarqueología tratan de desvelar ahora.
Las condiciones climáticas eran muy diferentes en la época del Antiguo Egipto: terremotos, inundaciones del Nilo y episodios de fuertes lluvias. Diferentes fenómenos naturales que quedaron registrados en los jeroglíficos y en la arquitectura. Así, una red de gárgolas construida en el complejo de templos de Medinet Habu, en Luxor, servía para desaguar en caso de lluvias torrenciales. Ghilardi se lamenta porque “ahora las casas carecen de un sistema parecido”, y recuerda las violentas tormentas que en 1994 destruyeron cientos de viviendas de barro.
Egipto verde
Los antiguos egipcios trataron de adaptar su estilo de vida a un paisaje natural que cambiaba sin remedio. Ahora pretenden justo lo contrario: modificar el paisaje natural, y están convirtiendo su desierto en bosques con aguas residuales.
Los antiguos egipcios trataron de adaptar su estilo de vida a un paisaje natural que cambiaba sin remedio. Ahora pretenden justo lo contrario: modificar el paisaje natural, y están convirtiendo su desierto en bosques con aguas residuales.
El Gobierno egipcio ha puesto en marcha una iniciativa para regar las zonas desérticas con agua de desecho y convertirlas en bosques con una superficie equivalente al territorio de Panamá. Álamos, papiros y eucaliptos crecerán en pleno desierto gracias al agua que desechan 80 millones de egipcios todos los días. “El agua residual puede convertir lo no fértil, como el desierto, en algo fértil, ya que contiene nitrógeno, micronutrientes y sustancias orgánicas ricas para la tierra”, explica Nabil Kandil, profesor del Instituto de Investigación de Suelo, Agua y Medio Ambiente, dedicado al análisis de terrenos desérticos adecuados para la forestación.
Fuente: Mas alla de la ciencia
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